
No hay en la faz de la tierra
reír más ancho y sincero
caracol del arpa mágica,
en el universo no hay
quien posea tantos dedos
tan suaves, tan afelpados,
que acaricien el silencio.
Te hago musitar apenas
y respondes como gota,
quebrando espejos de cielo.
Y si conversan mis manos
sobre tus dientes perfectos,
te vuelves una cascada;
carillón de terciopelo
que dibuja en el espacio,
quebrando copas de sueño;
catarata de campanas,
gotario de los misterios.
Limusina de etiqueta
para músicos eternos,
con tus pedales dorados
de acelerador y freno
para extender las cadencias,
y entrecortar los truenos
ataúd con alma viva.
Elegante caballero,
siempre de frac impecable
pechera dorada y cuello;
luciendo bastón de caña
y capa lanzada al viento.
Mariscal de las orquestas.
Emperador del silencio.
hipnotizador de audiencias,
noble piano de concierto
Autor: Jano Antrix
Copyright © 2006
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